Hay un lugar mítico en los páramos andinos: La Capilla de Piedra de Juan Félix Sánchez. Llegar no es fácil, pero maravillarse en ese entorno es instantáneo. Su célebre Capilla de Piedra de San Rafael de Mucuchíes, una de sus construcciones emblemáticas, la cual se aprecia desde la carretera Trasandina, es sitio de interés para devotos y turistas.
Juan Félix nace en el año 1900, en San Rafael de Mucuchíes, uno de los pueblos más alto del estado Mérida, en 1907 inicia sus estudios de primaria, los cuales deja en 1914 para unirse a los trabajos del campo con su padre, conociendo los secretos del cultivo de las fértiles tierras andinas. Aprendió también el arte de tejer en lana cruda, muy propio de la fría región. Su maestra sería la madre de quien escogería como compañera de vida, Epifania, una silenciosa y laboriosa mujer que lo secundaría hasta el final.
Familia de profunda fe, como es común entre los andinos, realiza su primera obra escultórica en 1935, tallas elaboradas en mármol (un Cristo, La Virgen y Magdalena). En 1941 trabaja bajo la supervisión del Padre Ángel Sánchez Alcántara en la reconstrucción de la iglesia del pueblo. En ese mismo año muere su madre, evento que marcó su crecimiento artístico en su vida, creando el telar de tres liso.
En 1943 decide mudarse con su mujer Epifania a su casa en El Potrero, en el corazón de El Tisure, a más de seis horas en Bestia desde la Mucuchache de San Rafael.
En 1952, el día 14 de septiembre, decide rendir homenaje a la Virgen de Coromoto, haciendo la promesa de construir una capilla al filo del Tisure. Dos años después viaja a Guanare y trae una imagen de la Virgen, del mismo modo termina de construir la capilla que la llamó «El bohío». Sus siguientes años los dedicaría a transformar ese sitio en el complejo religioso de El Tisure.
Durante 30 años, aproximadamente, realiza un muro para cerrar el complejo, escaleras de piedras, una segunda capilla, el pesebre, la capilla grande dedicada a José Gregorio Hernández, mesa de altar, la torre, la talla del Cristo, y todas las tallas del Calvario entre otros detalles.
Para 1979 tejió cinco cobijas para la Galería Yaker. En 1982 se organiza la primera exposición en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber y el Presidente de la República Luis Herrera Campins declara a la obra de Juan Félix Sánchez Patrimonio Nacional.
Murió el 18 de abril de 1997 teniendo 96 años, fue enterrado en la Capilla de San Rafael de Mucuchíes, junto a Epifania Gil.
Llagó a ser el más famoso tejedor de la comarca. Sus tejidos de mantas y ruanas destacaban por su diseño, combinación de colores y materiales, tejió mantas para galerías internacionales de arte y expuso en museos de Caracas. Nunca buscó proyectarse fuera de sus amadas montañas, pero su arte lo fue haciendo objeto de admiración sin que él mismo se percatara. Hoy, es una referencia de pureza, de misticismo y de excelencia en las artes plásticas.
Una de sus más inolvidables citas fue: «Yo no hice esto por facha, ni para nada, sino ideas mías para tener una obra aquí, porque uno por donde pasa debe, más que sea, rastro dejar, una huella… Y cuando yo me muera me voy a ir al sitio de los sueños, en donde sabré si los sueños míos eran verdades…»